En 1743, el ingeniero Joris Prosper hizo un proyecto de ampliación del Puerto de Barcelona donde, al final del brazo de Poniente, construyó un primer faro para dirigir la entrada de los barcos. El proyecto de este faro fue objeto de numerosas propuestas, algunas de ellas bastante monumentales. Finalmente, se construyó en 1772, cuando el muelle de Poniente estuvo finalizado. Además del faro, el muelle acogía el despacho de pasaportes, el control sanitario, la comandancia de marina y la casita del práctico.
A consecuencia de la ampliación del Puerto, este perdió su función en 1904, ya que se construyó un nuevo faro en la montaña de Montjuïc, hasta tal punto que se quería derribarlo para dejar libre los muelles y destinarlos a actividades comerciales. Por último, gracias a algunos vocales, la Junta de Obras del Puerto decidió conservar el faro por su valor histórico y patrimonial y solo se destruyeron los edificios que lo rodeaban. En 1912 se sustituyó la linterna del faro por un gran reloj de cuatro esferas. El reloj original lo montó y mantuvo el relojero Josep Besses. Como curiosidad, este primer reloj iba destinado al nuevo edificio de Comandancia de Marina, pero provisionalmente lo instalaron en la Torre donde se quedó. Desde que se puso este reloj, el edificio no solo cambió su función y aspecto físico, sino que también se le conoció popularmente como Torre del Reloj y daba las horas a los trabajadores del Port y peatones. Con el paso del tiempo, se ha convertido en un símbolo para el barrio de la Barceloneta y para la ciudad. Estamos hablando del edificio patrimonial más antiguo del Port de Barcelona.
Durante el año 2022, se celebró el 250 aniversario de la Torre con diferentes actividades y actuaciones, entre ellas la restauración del segundo mecanismo de la Torre del Reloj fabricado por Manufacturas Blasco y que luce en el vestíbulo de la Torre.
Con la remodelación del Muelle de Pescadores, la gente puede acceder y ver de cerca esta singular torre.
