Historia del Port Vell

El Port Vell lleva este nombre precisamente por ocupar los espacios más antiguos del Port de Barcelona y desde siempre ha sido escenario y parte protagonista de la historia de la ciudad. Pero la identidad propia de esta área como puerto ciudadano parte de la transformación planteada por Plan Especial del Port Vell, en 1989.

De la busca de abrigo al puerto moderno

Barcelona había usado su litoral para la pesca y los intercambios comerciales marítimos, pero con la dificultad de no disponer de resguardos naturales. Las primeras obras portuarias arrancaron a finales siglo XV y se fueron desarrollando con muchas dificultades durante los siguientes siglos.

La constitución de la Junta de Obras del Port de Barcelona en 1869 permitió dar un impulso decisivo al proyecto del ingeniero Josep Rafo, iniciado en 1860 pero algo estancado. Se desarrollaron los diques de abrigo y los primeros muelles considerados "modernos": de la Muralla, Drassanes y Sant Bertran.

En 1900 tomó el relevo un proyecto más ambicioso, liderado por Carlos de Angulo. Entre otros avances, se dotó a los muelles de grúas eléctricas, vías ferroviarias y servicios aduaneros, que potenciaron el negocio portuario y dieron apoyo a la revolución industrial, pero mantuvieron a la ciudad separada del mar. Las obras de los primeros años del siglo XX configuraron lo que ha sido la estructura del Port Vell hasta incorporar la zona de la Nova Bocana.

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    Vida cotidiana en el Muelle de la Muralla (1905) Autor desconocido.
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    Vida cotidiana en el Muelle de la Muralla (1905). Autor desconocido.
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    Tinglado del Muelle de la Muralla (1919)  Autor desconocido.
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    Tinglado del Muelle de la Muralla (1919). Autor desconocido.
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    Desembarque de pasajeros en el Muelle de Atarazanas (1920)  Autor desconocido.
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    Desembarque de pasajeros en el Muelle de Atarazanas (1920). Autor desconocido.
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    Grúa automóvil en el Muelle de Atarazanas (1925) Autor desconocido.
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    Grúa automóvil en el Muelle de Atarazanas (1925). Autor desconocido.

El Moll de la Fusta: la ciudad mira al mar

Prácticamente, ninguna de las instalaciones construidas a principios del siglo XX en lo que hoy conocemos como Port Vell estaba en pleno funcionamiento en 1980. Además, los cambios políticos y el nuevo gobierno democrático habían traído cambios a la gestión portuaria, ahora a cargo del Puerto Autónomo.

Así, con ocasión de la celebración del día de las Fuerzas Armadas de 1981, el Consejo de Administración del Puerto Autónomo decidió permitir el acceso de los ciudadanos al muelle de Bosch i Alsina (antiguo muelle de la Muralla). También conocido hoy como Moll de la Fusta, estaba en ese momento libre de edificios e instalaciones. Era la primera vez después de más de 70 años que se abría el puerto a la ciudad.

Al año siguiente, el puerto y el Ayuntamiento encargaron un proyecto de ordenación del muelle y su entorno urbano al arquitecto Manuel de Solà-Morales, que incluía también la reorganización del tráfico del paseo de Colom. Las obras del muelle se realizaron entre los años 1983 y 1985 y lo convirtieron en un paseo diáfano al borde del agua, enmarcado por palmeras.

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Operación de salida de la bocana del Buque Lash España de la Prudential Lines (1971) Autor desconocido.
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Operación de salida de la bocana del Buque Lash España de la Prudential Lines (1971). Autor desconocido.

El Plan Especial del Port Vell

La idea de la transformación del Port Vell se vio reforzada por tres cuestiones: la experiencia del Moll de la Fusta; la designación en 1986 de Barcelona como organizadora de los Juegos Olímpicos de 1992, que reforzaba el proceso de renovación urbanística de la ciudad; y las primeras experiencias de reconversión de espacios portuarios para usos urbanos en ciudades como San Francisco, Baltimore, Liverpool o Londres.

En 1988 se constituyó la Gerencia Urbanística Port 2000, que con los Servicios Técnicos del puerto elaboró el Plan Especial del Port Vell, aprobado en 1989. Este pretendía mantener el carácter portuario de los espacios, pero impulsando usos que mejoraran la relación con la ciudad y diversificándolos. El modelo urbanístico para el puerto ciudadano consistía en:

  • Concentrar nuevos usos comerciales, turísticos, culturales y de servicios en los extremos de los muelles de España (centro comercial, cines y acuario) y de Barcelona (World Trade Center y, más adelante, hotel).
  • Reconvertir lo que hoy conocemos como Palau de Mar.
  • Mantener las instalaciones de los muelles Nou y de Catalunya dedicadas a la reparación y mantenimiento de grandes yates.
  • Disponer de grandes espacios públicos en el Moll de la Fusta, muelle de la Barceloneta y otros.

El plan experimentó modificaciones, implicó la firma de convenios específicos y ha sido objeto de atención y debate ciudadano y mediático desde sus inicios.

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Aun más cerca del mar: Nova Bocana

Después de más de 30 años, la ahora denominada Gerencia Urbanística Port Vell sigue gestionando el puerto ciudadano e impulsando nuevos proyectos, que suponen en muchos casos el replanteamiento de usos y espacios.

La ampliación del Port de Barcelona hacia el sur hizo necesaria la apertura de una segunda bocana, la Bocana Nord, que a su vez generó nueva superficie terrestre y de lámina de agua. Para definir los usos y actividades que acogerían estos espacios se aprobó en 2001 el Plan Especial de la Nova Bocana, que experimentó modificaciones en 2006, 2011 y 2018.

Además de una gran marina, la Marina Vela, con todo tipo de servicios y equipamientos, el área de la Nova Bocana ha generado muchas nuevas hectáreas de espacios públicos para el disfrute ciudadano, que permitirán un mejor conocimiento del puerto y un mayor acercamiento al mar.

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