El 1 de junio de 1907 se inauguraba en Barcelona un edificio singular que, con el tiempo, llegaría a convertirse en un símbolo de la estrecha relación entre la Ciudad y su Puerto.
A principios del siglo pasado, en un momento de expansión del puerto, se planteó la necesidad de construir una estación marítima, una estación de pasajeros que reuniera todas las prestaciones y servicios al nivel de una ciudad moderna, innovadora y abierta como era y es Barcelona. El responsable del proyecto fue el ingeniero Julio Valdés Humaran, quien también fue director del Port. La consecuencia de ello fue un edificio que desde el primer momento no pasó desapercibido y que actualmente ya forma parte del patrimonio sentimental barcelonés.
El estilo del edificio, aunque ecléctico, recordando a los palacetes europeos de la segunda mitad del siglo XIX, en especial por lo que se refiere a las diferentes fachadas, a las cuatro torres con un completo trabajo de fundición y la cubierta de bóveda con luz cenital. A su vez, flanqueando las torres, varios grupos escultóricos que representaban alegorías sobre el mar. De todos ellos, el más importante de todos es el que representaba a la ciudad de Barcelona protegiendo la navegación y el comercio. Sin lugar a dudas, se trataba de un edificio insólito, excepcional y muy refinado.
La planta baja acogía un amplio conjunto de servicios orientados al viajero marítimo (mostradores, depósitos, recepción e inspección de equipajes, dos quioscos, despachos de navieras y consignatarios), además de la inspección de policía, aduanas, la estafeta de correos y la oficina de telégrafos y, en la planta superior, el restaurante Mundial Palace.
El restaurante cerró sus puertas en 1918 y debido a una nueva remodelación de las instalaciones portuarias, destinando la totalidad del edificio a las oficinas de la Junta de Obras del Puerto. Ha sido el edificio institucional hasta el 2010.
Siguiendo el camino hacia la integración Port-Ciudad, donde los grandes eventos se llevaron a cabo en los años previos a los Juegos Olímpicos, actualmente el edificio se encuentra en rehabilitación para replantear su uso como Centro de Interpretación del Puerto de Barcelona, el futuro Port-Center.
El 27 de octubre de 2000 se catalogó como Bien Cultural de Interés Local.