Se consolidan cuatro parejas de halcones peregrinos en el Port de Barcelona
El establecimiento de nuevas parejas en nidos en el Port ha disparado el número de nacimientos de halcones, confirmando el éxito del programa de reintroducción empezado hace 13 años.
El Port de Barcelona se ha convertido en uno de los lugares preferidos para los halcones debido a la presencia de sus principales presas, las palomas y las tórtolas.

Cuatro parejas de halcones peregrinos se han establecido en el Port de Barcelona en los últimos años, consolidando la población de esta ave de presa en la zona portuaria 10 años después de las últimas liberaciones. Las parejas, que han hecho nido en edificios del puerto pero también en espacios naturales como los precipicios de Montjuïc, han disparado el número de nacimientos de halcones, que llegaron a una decena en el año 2021.
Esta creciente población de halcones reafirma el éxito del proyecto de reintroducción del halcón peregrino en Barcelona, iniciado en el año 1999 y que incluyó hasta 12 liberaciones en el recinto del Port de Barcelona. Aquella primera docena de halcones participaron en la aparición de las primeras parejas reproductoras establecidas en Cataluña, la primera en Tarragona, y en Barcelona, concretamente al acantilado de Montjuïc y en Diagonal Mar, en el año 2004.
Durante más de una década, la de Montjuïc fue la única pareja en hacer nido en el Port pero eso cambió en el año 2017, cuando se instaló una pareja en la empresa Ergransa, una de las terminales de graneles sólidos, y en 2019, cuando se establecieron dos parejas más, una en la torre Jaime I del teleférico de Montjuïc, en el muelle de Barcelona, y una a uno de los depósitos de Enagas en el muelle de la Energía.
Este aumento de los nidos ha comportado también un incremento de los polluelos, aunque las parejas de Enagas y Ergransa han experimentado dificultades con la cría. El número de nacimientos, sin embargo, mantiene una clara tendencia al alza y desde 2004 han nacido al Port de Barcelona 75 halcones, 30 de ellos sólo en los últimos cuatro años.
Un espacio ideal
El entorno del Port de Barcelona se ha revelado como un espacio óptimo para la cría del halcón peregrino, convirtiéndose en un punto clave del proyecto de reintroducción de esta ave en Barcelona. Los amplios espacios abiertos y la gran cantidad de palomas y tórtolas, sus presas naturales, han favorecido su proliferación en el recinto portuario.
Las excelentes condiciones del Port, especialmente con respecto a la cantidad de presas disponibles, se manifiestan también en factores como la distancia entre parejas. Mientras en el área de Barcelona la distancia media es de 2,4 kilómetros, en el recinto portuario ésta se reduce a 1,3 kilómetros.
La disponibilidad de lugares adecuados para la nidificación, sin embargo, es el principal factor limitante para el establecimiento de nuevas parejas. En este sentido, se está trabajando en la colocación de cajas-nido en los lugares que se consideran más adecuados para que se establezcan parejas de halcones o en aquellos espacios donde ya han hecho nido pero se han encontrado con problemas por las características del espacio, como es el caso del depósito de Enagas en el muelle de la Energía.
Una especie beneficiosa para Barcelona
Los halcones peregrinos, que desaparecieron de Barcelona en el año 1973 con la pérdida de la última pareja reproductora establecida en Santa Maria del Mar, tienen importantes beneficios ecológicos, incluso para una ciudad como Barcelona. Su dieta la forman principalmente las palomas domésticas, pero también cazan de forma cada vez más habitual tórtolas turcas y completan su dieta estorninos, tordos y especies invasoras como la cotorra argentina.
La reintroducción del halcón peregrino, un proyecto impulsado por el Ayuntamiento y Galanthus Natura, entidad que ha hecho el seguimiento de la población de aves desde el inicio, se produjo, de hecho, en un contexto de creciente presencia de palomas en las calles de Barcelona. Una vez establecidas las primeras parejas reproductoras, la presencia de halcones peregrinos ha aumentado en paralelo a la de las palomas y funciona como elemento regulador de la superpoblación de las diferentes aves urbanas que habitan en Barcelona.